Para aprender a gestionar tu energía, primero debes estudiar y conocer cómo es tu fatiga y, a partir de ahí, organizarte y tomar medidas para administrar tu energía adecuadamente.
Estudia tu ciclo de fatiga. Obsérvate para identificar los momentos en los que te sientes más cansado.
Normalmente, si tienes espondilitis anquilosante, la fatiga es alta al levantarte y va mejorando durante el día hasta que por la noche vuelve a empeorar.
Incorpora las actividades que requieran más esfuerzo en los momentos del día que la fatiga sea más débil.
Si sabes que por las mañanas tu nivel de rigidez es más alto, tómate un tiempo al levantarte y comienza con las tareas que requieran menor esfuerzo físico para que tu cuerpo se vaya activando poco a poco.
Incorpora una agenda a tu día a día. Te servirá para planificarte según tu nivel de energía todas tus actividades diarias. Además, la agenda es también una forma de motivarte. El día que te levantes con poco ánimo pensando que no puedes hacer “nada”, lee tu agenda y verás todas las cosas que has sido capaz de hacer. Es una forma de reforzar que sí puedes hacer y, de hecho, haces muchas cosas, con o sin dolor, con o sin fatiga.
Los comentarios están cerrados.